Opinión

¿QUÉ CLASE DE ESCRITOR SE DESEA SER?

Mas…turbaciones mentales. Serie semanal

Por Gilberto Castrejón
Doctor en Filosofía de la Ciencia
Twitter: @gil_castrejon

Hace algunos años, en una de esas “fiestas ácidas” muy comunes del círculo intelectual y contracultural en el que me solía desenvolver, llegué a intercambiar ciertas impresiones con algunos compañeros de naufragio, en torno a la clase de escritor que proyectábamos ser; debo decir que uno de los puntos en los que la mayoría coincidimos fue que en general existen dos tipos de escritores: los que se la pasan en presentaciones, fiestas y eventos literarios, y que bien o mal, en algún momento habrán de publicar algo, pues precisamente esos conectes que encuentran en los contextos donde cotidianamente suelen moverse, los llevarán de una u otra forma a publicar, aunque hay algunos que no lo harán porque para ellos “la literatura sólo es un pretexto para echar desmadre, es decir, sólo es como una música de fondo”; y están también los que, a “salto de mata”, entienden que lo que más les importa es su obra, y adquirirán la voluntad férrea a la usanza del maestro Cesare Pavese, y podrán afirmar como él: “Ahora todas mis energías estarán dirigidas a la creación”, es decir, se “harán atar a la silla, para seguir transformando en potencia su voluntad de trabajo.”

Pongo un ejemplo muy claro de lo que digo. A principios de siglo, siendo ya no un joven universitario, decidí estudiar, después de pensarlo por varios años, en una de las escuelas que ofrecen ciertas condiciones para volverse “escritor en potencia”, y debo decir que un viejo amigo de la facultad de filosofía y letras me recomendó que “no tirara mi dinero”, que pasar por dicha escuela era pérdida de tiempo; bueno, lo decía alguien que en nuestra etapa universitaria escribió uno que otro cuento, y que ahora parece que es editor. Lo que deseo señalar es que si bien, en dicha escuela conocí a gente muy loca y chida, que por algo estudiaba literatura jejeje, la mayor  parte de todos ellos parece que ya no escriben; aquí, el punto es que precisamente, algunos de ellos son del tipo de escritor de la primera categoría del que hablaba líneas arriba, no así algunos otros, que sin andar en reuniones ni en círculos intelectuales como prioridad, ya han publicado alguna novela, algunos textos o poemas, y siguen, como uno, en “pie de lucha”. Llegados aquí, una vez en dicha escuela, uno de los profesores de guion nos hizo la pregunta: “¿quién de ustedes ha escrito profesionalmente?”, debo decir que como no entendí la pregunta, alcé la mano para a su vez preguntar: “¿a qué se refiere con escribir profesionalmente?”, finalmente, el profesor sólo se refería a “cobrar por escribir”, y vaya, si eso es escribir profesionalmente hasta parecería que muchos de los que sí son escritores, quizá no sean del todo profesionales jejeje.

El escritor es escritor porque escribe, no creo que alguien con un mínimo de cordura pueda decir que un ensayista o columnista es menos escritor que un novelista o un poeta; o que escribir guiones como Charlie Kaufman, o lo que escribe el maestro Alan Moore, los hace menos escritores. El hecho es escribir, el éxito y la difusión de la obra escrita es otro asunto. Claro que no conozco a nadie cuya carrera literaria haya sido tan vertiginosa como la de Veronica Roth jejeje, sin embargo, hay calidad en la mayoría de escritores que conozco, bueno, los que corresponden a la segunda categoría especificada líneas arriba.

A estas alturas, es innecesario preguntarse “¿qué escribir?”, el trayecto que cada quien ha seguido da la respuesta precisa. Recuerdo que yo quería escribir narrativa, y si bien, sí la he escrito (cuentos, una novela y otra trunca, sin publicar), hay que tener el valor para reconocer que no se cuenta con el talento, la fortaleza y la disciplina para hacerlo, aunque a pesar de ello me aferro a terminar mi segunda novela; el año pasado se publicó mi primer libro de poesía, pero sé que mi camino está en el ensayo (ya publiqué dos libros), los proyectos están en pie, unos en proceso, otros a futuro, pues precisamente se debe escribir en el “espacio literario” donde más se sienta uno a gusto. He visto cómo algunos que en su juventud eran poetas, en su madurez se vuelcan a la narrativa. Lo cierto es que debo decir que ya no ando en esas “fiestas ácidas” ni en reuniones literarias, pues creo que lo importante es que la obra se escriba, no las acciones, pretensiones o aspiraciones, a veces egocéntricas y hedonistas, del escritor.

Desde hace décadas, he creído que, entre muchas cosas, la literatura ayuda a resolver vidas y a su vez, es una potencia existencial, aún lo sigo creyendo, pues como tantas cosas extraordinarias que existen, puede que no dé para vivir, pero cómo alimenta…

PD Sólo es una visita al “confesionario” de un pretensioso “artista de mierda” jejeje.

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