Opinión

#LupaSocial – Perdón, pero nos están matando.

Por Samantha R. Carbajal
Comunicóloga
Twitter: @samanthacarbaja

Pocas veces se acumulan los sentimientos que quiero expresar, pero esta vez, no sé cómo ni por dónde comenzar. Lastimosamente no soy la única.

Las noticias en los últimos días en el país se han vuelto, personalmente, algo abrumador, al punto de necesitar, literalmente, sentirme lejos de todo, apagar la radio, la tele y distanciarme del internet.

El caso de Debanhi Escobar llegó para sacudir al país y pareciera recordar a las mujeres que, sin importar qué y cuánto hagamos, ni lo mucho que cuidemos de nosotras, nunca estaremos seguras.

Hace un par de semanas, una amiga tuvo que, literalmente, correr por su vida al percatarse de un hombre que descendía de una camioneta y caminaba hacia ella. Según su relato, tuvo solo segundos para reaccionar y correr hasta su lugar de trabajo para sentirse a salvo. Hasta la fecha no está completamente segura de que fueran por ella o quisieran hacerle algo, pero con el miedo basta.

Las protestas, las marchas, las quemas, los gritos y los grupos de contención entre mujeres parecen no ser suficientes en un lugar que se encarga de recordarnos once veces al día que somos sólo un objeto de consumo.

Los medios y la realidad no son alentadores, pues sí, el caso de Debanhi es doloroso, pero no olvidemos que hay muchos otros sucediendo, antes, durante y después de éste. Simplemente en el transcurso de las semanas que comprendió su búsqueda, los cuerpos de 5 mujeres fueron encontrados en Nuevo León y, en ese mismo estado, el pasado 16 de abril, una mujer fue apuñalada por su ex pareja arriba de un escenario frente a artistas y una multitud entera luego de un ataque de celos.

Hace quince días, Sofía, una niña de 17 años, murió al asistir a una fiesta luego de que Mauro N pusiera cocaína y gotas oftálmicas en su bebida.

A pesar de esto, la atención está centrada en el “periodista” que tuvo que salir del país por seguridad al “descubrir” la verdad del montaje en el caso de Debanhi.

Es importante aclarar que no minimizo el terror y peligro que los periodistas sufren a diario mientras laboran, pero que no se nos olvide que Fabián es un “periodista” misógino quien defendió pública y mediáticamente a un FEMINICIDA, re victimizando a su familia y la memoria de Victoria con alevosía.

La opinión y las luces están sobre supuestas “médiums”, “videntes”, teorías conspirativas basadas en la nada y demás cosas aparentemente más relevantes que el sufrimiento de las víctimas y sus familias.

Y si me leo enojada, es porque estoy enojada, estamos enojadas, por los hechos y por el miedo, porque pensar en tu atuendo y lo que llevas en la bolsa sigue siendo “cosa de mujeres” sólo que ahora esa frase tiene un nuevo significado.

Como bien le gritaron a Samuel García “Desde tu privilegio no conoces el miedo.” La ausencia del miedo no existe para las mujeres y como muestra, te comparto las opiniones y temores de algunas de ellas:

“Es de miedo ser del género FEMENINO en México, porque cualquier persona puede hacer lo que quiera contigo, no estamos seguras y por lo visto jamás lo estaremos.” – Fernanda, Directora Administrativa.

“Personalmente me siento abrumada, socialmente nos percibo en un hoyo del que es difícil salir, me hace replantearme si todas aquellas acciones que hacemos día con día para ser mejores personas y aportar algo bueno a la comunidad están siendo suficientes. Cansada de escuchar día con día lo mismo, pero al mismo tiempo muy agradecida de tener a los míos cerca y poder cuestionarme todo esto.” – Anónima

“Me pone muy triste toda esta situación del país, una noche antes de que la encontraran entré en pánico en la cama ya acostada y lloré, me sentí desesperada, con miedo, intentando pensar qué será bueno cargar, si un gas pimienta o hasta un arma por tanto miedo que me dio, después vi a varias artistas llorando por la situación y entonces fue ahí cuando comprendí que no estaba exagerando que casi todas las mujeres nos llegamos a sentir así.” – Montserrat, Abogada.

“Le dije a mi hija que, si iba a salir, se llevara las llaves entre los dedos, como si fueran garritas y que si veía que alguien la seguía corriera hasta encontrar quien pudiera ayudarla o hacerla sentir segura. Iba a la papelería a comprar las cosas para su tarea.” – Anónima.

“Me siento enojada, con miedo, insegura. Es el colmo que ya no se pueda salir a trabajar, a tomar un café, a una fiesta o a cualquier lado porque la gente cada vez está más enferma y cada vez pasan más cosas similares.” – Anónima.

Alguna vez mi hermana me dijo “Cuando yo sea grande quiero ir contigo a alguna de las marchas del #8M.” yo le respondí que esperaba ya no tener que marchar para cuando ella creciera. – Samantha, Escritora.  

Perdón por la extensión de este texto, perdón por escribirlo en lágrimas, perdón, pero también tengo miedo por mí y por las mías, perdón por las marchas, perdón por las pintas…

PERDÓN, PERO NOS ESTÁN MATANDO.

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