Mas…turbaciones mentales. Serie semanal
Por Gilberto Castrejón
Doctor en Filosofía de la Ciencia
Twitter: @gil_castrejon
Después de casi dos décadas de trabajar con jóvenes universitarios, y tener la oportunidad de ver su evolución, creo que es posible aceptar la tesis de: “tu forma de percibir el mundo determinará tus acciones, y por ende, tus resultados…” Digo lo anterior porque incluso, al ver la evolución de familiares y amigos, pienso que cada quien obtiene lo que en el fondo desea, pero dicho deseo se ha ido permeando en relación directa con la manera que tenemos de percibir, interpretar, padecer…, el mundo. Doy algunos ejemplos sencillos:
- Una persona religiosa tenderá a concebir el mundo como si éste fuera producto de “un plan trazado por un ente superior”, de aquí que precisamente, sus acciones serán configuradas en términos de la relación que la persona emprenda para con dicha entidad, es decir: lo bueno o lo malo que le acontezca, sólo tiene que ver con lo estrecho o no del lazo que la persona posea con su divinidad; claro ejemplo es cómo en la mayoría de las arterias de corte cristiano, se lleva a cabo el culto, para el cual se establecen acciones precisas (cantos, alabanzas, discursos…), de manera que, como un martillito psíquico y práctico, el creyente debe llevar a cabo acciones y concepciones para no “alejarse del camino”. Por tanto, si lleva a cabo determinadas acciones, éste habrá de esperar ciertos resultados, si estos últimos no son los esperados, quiere decir que el creyente no ha hecho adecuadamente las cosas, por lo que debe con más bríos retomar el rumbo, efectuar su culto, y nunca dudar de las intenciones de su divinidad, y de ahí al infinito…
- Una persona nacida en un contexto no del todo favorable, puede que cometa el error de percibir e interpretar el mundo como si todo lo que le acontece fuera culpa, ya sea de él o de alguien más (padres, familia, amigos, gobierno…). Es el tipo de percepciones que encontramos en cualquier persona que piensa y siente que “el mundo no es justo, que nos prometieron el paraíso y nos mintieron…”, de aquí que desarrollará una percepción pesimista del mundo, con lo que sus acciones, si bien podrían tener tintes progresistas, generalmente se encaminarán a auto boicotearse, obteniendo resultados desfavorables, como esta persona cree que siempre le ha sucedido y sucederá.
- Existen obviamente personas que por un azar, fueron colocadas en contextos “privilegiados”, de tal manera que éstas percibirán el mundo como “algo que ha sido estructurado para ser sometido…” Generalmente son megalómanos en potencia, o princesitas que creen que merecen todo, individuos que muchas veces caerán completamente al primer tropiezo; su manera de percibir el mundo los lleva a configurar acciones que muchas veces resultan cuestionables, y que a la larga determinarán ciertos resultados inesperados, y que si evolucionan adecuadamente, podrán mantener su hegemonía, si no, simplemente caerán al hoyo, para nunca más levantarse.
Si se observa con atención los sucintos ejemplos, podrá identificarse un rasgo característico: la esteticidad, es decir, dichas percepciones difícilmente evolucionan, de aquí mi tesis: «una forma adecuada de percibir el mundo debe estar sometida al principio del cambio, debe evolucionar.» En este último sentido es que mencionaba el hecho del principio, los resultados que alguien obtenga a partir de sus acciones, dependen de su manera de percibir el mundo, pero dicha percepción debe evolucionar, como un “deseo permaneciendo deseo”.
Conozco alumnos, amigos, familia, etc., que difícilmente evolucionan, su percepción del mundo sigue siendo la misma de hace 20 años. No se me malinterprete, ni siquiera me estoy refiriendo a algo tan básico como el que un individuo madure, no, como una vez decía: “el principal error que muchos cometemos es creer que el mundo siempre ha sido así…”, es decir, obviamente el mundo cambia, y muchas veces de forma vertiginosa, ¿por qué no cambian nuestras percepciones sobre él? En cierto sentido es estúpido decir que “todo lo de antes (música, protestas, discursos, diversiones, drogas, ideas, literatura, familia, sexo, televisión, educación, moral, etc., etc.) era mejor”, quien afirma eso puede que se aferre a seguir percibiendo el mundo a su manera, y por algo: resulta inoperante en el mundo presente, de aquí que no evolucione, y sus resultados difícilmente le satisfacen. Una época puede ser más fructífera que otra, aunque quién sabe si los individuos también lo sean. Finalmente, sólo me atrevería a decir: “percibe el mundo como un abismo”, de ahí que siempre se debe uno mover, claro, podemos mantener percepciones, siempre y cuando sean objetivas, lo subjetivo del mundo es lo que muchas veces nos ha traído infinidad de malos resultados. A la sazón del maestro Leonard Cohen, “comparemos mitologías con todo y con todos”, percibamos el mundo construyendo ahí donde muchas veces ya todo está derrumbado. Es como ser primero cristiano, después ateo, volverse esotérico, después agnóstico, tomar el hábito y pregonar después el camino de la ciencia; ser moralista, después amoral o inmoral, decirse ecléctico, capitalista, socialista, tercera vía, culto, inculto, y de nuevo volver al principio, pero percibiendo adecuadamente, porque al hacerlo, en algún momento se habrá uno de detener, para tomar nuevos bríos. Lo corto aquí porque ya me estoy volviendo panfletario jejeje.
PD Percibamos todo o nada, pero siempre hagámoslo agitando banderas, las mismas que servirán para cubrirnos el rostro si es necesario.
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